En enero de 2015 se constituyeron 20.913 hipotecas. De éstas, un 94% fueron formalizadas con tipo de interés variable frente al 6%, que lo hicieron a tipo fijo. Estos datos, publicados por el Instituto Nacional de Estadística, ponen de manifiesto que, en nuestro país, los compradores prefieren el interés variable aunque parece que esta tendencia está cambiando ya que cada vez hay más entidades que apuestan por incluir hipotecas a tipo fijo entre sus soluciones de financiación. Pero, ¿Cuáles son las diferencias entre las hipotecas a tipo fijo y variable?
Las hipotecas a tipo fijo son aquellas en las que la cuota a pagar cada mes están fijadas para toda la vida del préstamo. Es decir, el interés de nuestras cuotas se mantendrá constante a lo largo de todo el periodo de amortización.
Las hipotecas a tipo variable, por el contrario, están sujetas a los cambios y fluctuaciones del mercado. Y es que su tipo de interés se establece sumando el diferencial, pactado entre la entidad y el cliente, más un índice de referencia.
El índice de referencia que se aplique puede ser el Euríbor (es el más utilizado en nuestro país, puesto que en enero cerca del 89,5% de las nuevas hipotecas lo utilizaron), el IRS (permuta de tipos de interés) o el IRPH Entidades (Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios).
¿Qué ventajas tienen las hipotecas a tipo fijo y variable?
Las hipotecas a tipo fijo tienen la ventaja de que el prestatario (persona que recibe el capital en forma de préstamo hipotecario) conoce las cuotas que deberá asumir a lo largo de toda la vida del préstamo hipotecario. Por tanto, una de las ventajas de este tipo de préstamo hipotecario sería que permite una mayor planificación y estabilidad.
Por su parte, las hipotecas a tipo variable están sujetas a las fluctuaciones del mercado y varían según sus cambios. En cada período de revisión, anual o semestral, se establecerá el nuevo tipo de interés de las cuotas a devolver.
¿Cuáles son sus inconvenientes?
En el caso de las hipotecas a tipo fijo, como no dependen de las fluctuaciones del mercado, no se benefician de las bajadas que experimenten los tipos de interés.
Al tratarse de un índice más estable, pueden resultar algo más caras que las hipotecas a tipo variable ya que, su índice puede ser superior al de los préstamos hipotecarios a tipo variable.
La desventaja de las hipotecas a tipo variable se produce cuando el índice de referencia experimenta subidas porque no podemos tener control sobre ello.
Antes de contratar una hipoteca variable, debemos contemplar la posibilidad de que el interés suba durante el periodo de amortización. Para estimar las máximas subidas, los expertos aconsejan consultar el histórico de ese referencial y tomar el valor más alto para calcular la subida de nuestras cuotas en el caso de que el diferencial registrara ese máximo.
Si quieres ampliar esta información te recomendamos nuestra guía sobre la hipoteca fija, variable y mixta.